La decoración y Ambientación de Eventos hoy

 Somos, hemos sido, o seremos  protagonistas de distintos eventos.

La distinción entre un día habitual y un día de fiesta es, que en lo personal, tratamos de lucir diferentes, renovados, distintos e impecables.

Respecto a los lugares que elegimos para que transcurran estas fechas especiales, la situación que se nos presenta es similar: los espacios se modifican, se adaptan, se transforman, creando así un marco especial e inolvidable.

La ambientación, como profesión, llegó para quedarse y crecer, para crear un escenario, en el cual interactúan distintos elementos, creando un clima ideal, donde intervienen los cinco sentidos.

Desde las culturas de la antigüedad la decoración en los eventos estuvo siempre: en ritos y en festividades. Alguien se dedicaba a pensar en la estética del transcurso de los acontecimientos y lograban efectos  mágicos con recursos muy ingeniosos: hoy también…pero contamos con otras herramientas.

Todo dejó de ser mantelería, flores y tapar con telas… se piensa, se diseña, se crea. Hasta un estilo casual  y simple esta premeditado.

Lo impersonal y en serie pasó, y dejo lugar a la concreción de nuestros sueños, al deseo de enmarcar los momentos mas importantes de nuestras vidas, aquellos que por algún motivo hacen un antes y un después, o aquellos que son  solo para disfrutar.

Hoy los profesionales de las distintas áreas de eventos, tienden a trabajar en conjunto y formarse permanentemente para elevar la excelencia del servicio al cliente y ampliar el panorama de las infinitas opciones  estudiando las tendencias y  modas y también  creandolas.

El cliente elije delegar en manos idóneas las tareas a realizar, ya que le es imposible estar  absolutamente en todo. Es más logra estarlo, cuando encuentra quien lo interprete y lleve a cabo un evento que tendrá su sello.

En la actualidad el decorador de eventos puede contar con formación específica en un área en particular o en todas: manejando un conocimiento global que luego pueda  aplicarse a delegar correctamente en su grupo de trabajo. Se aprende a escuchar y proponer, y sobre todo a pensar en función del otro: el protagonista del evento, es decir: el cliente.

La tarea del  decorador de eventos no es sencilla, es de gran responsabilidad  y de amplia contención y paciencia. Comienza mucho antes del día de la fiesta, en la gestación de la misma, en el proyecto.

Luz, cámara y acción: Cuando la puerta de la locación se abre el mensaje comienza a fluir. El lenguaje floral, los entelados, los colores, la iluminación, los aromas… todo lo elegido y elaborado está en este espacio temporal que contendrá sentimientos y emociones, adulaciones y críticas, e imágenes visuales y sensoriales que quedarán en la historia de nuestras vidas, y también en fotos y filmaciones que plasmarán  esas horas anheladas tal vez por mucho tiempo y que transcurren con una brutal rapidez.

La recompensa es llegar a tener esos cinco difíciles minutos de contemplación, del todo terminado, el conjunto de  lo seleccionado, objeto por objeto, en un orden armónico, emitiendo sus señales, creando casi un cuadro… observar esta obra efímera que desaparecerá en horas.

 Todos los eventos nos dejan algo nuevo, malo o bueno. La apuesta está en ir por más, en llegar al punto de ser buscados no solo por nuestra efectividad sino por nuestro estilo personal.

Natalia Bruzzone. Decoradora