Sabías que...
Algunos más… algunos menos, todos tenemos cábalas o ciertas costumbres que vamos repitiendo a lo largo del tiempo para llamar a la buena suerte. Lejos de la comprobación científica andan pero... cuánta falta nos hacen para sentirnos más seguros!
Quería compartir algunas creencias, cábalas o costumbres del ámbito teatral acerca de lo que trae buena y mala suerte. Muchos actores las utilizan (y hasta son presa de ellas!) pero pocos saben cuál es el origen de las mismas, así que aquí van algunas explicaciones de estas curiosidades que resultan tan divertidas!
Merde. Esta palabra trascendió el ámbito teatral y muchos la utilizan en reemplazo de la palabra suerte como augurio de buena suerte. El uso de esta palabra nación cuando el caballo era el medio de locomoción por excelencia, entonces, tener mucho excremento en la puerta del teatro representaba tener la sala llena con los propietarios de esos animales.
El color amarillo. Una de las supersticiones más conocida es que los actores no pueden salir a escena vestidos con ropa amarilla, la razón viene de la mano del dramaturgo y actor francés Jean-Baptiste Poquelin conocido como Moliére. En febrero de 1673, Moliere se reservó para sí mismo papel principal en la obra de su autoría “El enfermo imaginario” (de hecho ya estaba enfermo de tuberculosis). En la cuarta función de la obra, sufrió un terrible ataque de tos, tan fuerte tosió que se le rompió una vena y su traje amarillo se manchó de sangre. Perdió el conocimiento sobre el escenario y murió unas horas después. Este episodio, además de privarnos del gran comediante, motivó que vestirse de amarillo en el escenario sea sinónimo de mala suerte.
Silbido. Ni se les ocurra silbar en cercanías del escenario!! Resulta que en los tiempos en los que no existían handies para indicarle a los técnicos cuando debían abrir el telón, mover elementos de la escenografía o hacer algún tipo de precario efecto especial, se utilizaban silbidos. Entonces, si alguien silbaba, los técnicos podían considerarlo una orden para cumplir con su trabajo pero… fuera de tiempo, con el consecuente perjuicio para la obra.
Por ahora nada más… nada menos tampoco! Espero que se hayan divertido o al menos, han dibujado una sonrisa!!... y ojo con leer varias veces la misma cosa porque se te puede caer un piano encima… ejeje!